martes, 14 de octubre de 2014

Kilométricas reflexiones

6:30.., llevo media hora en zona de precalentamiento.., las gomitas “gomul” me caen mal; lo único que no debí haber hecho de lo que me recomendó Ana.

Agua; mucha hidratación.., movimientos livianos por ahora. Mucha gente moviéndose de a poco.
7:30 largamos.., nadie o pocos hacen caso a la indicación de ubicarse según el tiempo que declararon. Yo declaré entre 3h55’ y 4h20’ y espero no equivocarme.

Hasta el K10/K11 me siento bien; como decidí no llevar reloj (se rompió la malla del SUNNTO y no hay repuestos en Argentina) pregunto el tiempo cuando doblamos en la Av. Corrientes y Av. Carlos Pellegrini. Me dicen 53’, lo cual es muy rápido para mí; y así no voy a llegar, así que decidó bajar un poco mi ritmo.

Ahí la veo a Daniela y a Marquitos, con agua un gel para asistirme.., primeros gritos de aliento que me hacen bien. Guille también, grita y me dice que vengo en el tiempo programado. (a ellos les dije que pasaría por el K10 en una hora, pero llegué 4’ antes)

Tomamos L.N. Alem, y enfilamos para Plaza de Mayo; Av. de Mayo, Bernardo de Irigoyen, Av. Belgrano y Diagonal Sur, para tomar Hipólito Irigoyen y pasar nuevamente por Plaza de Mayo; me siento bien, aunque mi cabeza ya sabe que vienen los peores kilómetros de mi maratón. Me queda San Telmo y la Boca; sobre todo la Boca que es la parte más fea del recorrido, calles muy pequeñas, casi nadie alentando, hasta llegar a Puerto Madero. (reconozco que para los extranjeros es muy colorido y simpático, pero no lo es para mí)

Estamos terminando el K22 y sin saber el tiempo, siento que estoy con fuerzas; siento que voy a terminar bien este maratón, aunque nunca pude entrenar como corresponde. La operación de vesícula el 30 de julio retardó el inicio hasta el 1 de septiembre y apenas un mes y medio de entrenamiento es muy poco, pero es lo que hay.

K35, siento mucho el cansancio; tengo que bajar el ritmo hasta casi caminar.., encuentro a un tipo que está escuchando a Creedence.., recibo esa energía; dice tener 57 años, trabaja de encargado de un edificio de 25 de Mayo y JD Perón y está corriendo su sexto maratón.., converso, pienso en otra cosa y encuentro un ritmo que me permite llegar al 37K más cómodo, pero él decide caminar .., no dá más. Yo sigo.., todavía siento que tengo energía; y en el 42K me estará esperando Nico; el chico con capacidad diferente de la Fundación Baccigalupo al que le he prometido correr los últimos metros; así que no voy a parar.

Salimos del paso a bajo nivel del K38; veo como mucha gente se queda.., a mí me pasa el pacer de 6’15’’ justo en el Planetario pero decido sacar fuerzas de algún lugar y a la distancia seguirlo.
Ya estamos en GEBA; ahí nomás está Aguas Argentinas y algunos metros más el K40. El calor me está matando; la pelada ya no puede recibir más radiación solar. Cada vez más gente alentando y esto sirve mucho; la energía de la gente hace que un corredor amateur logre terminar un 42K.
Ahí veo a Nico que me extiende su mano para que corramos juntos los últimos metros; puedo ver que el tiempo que estoy por hacer no es el que tenía pensado, pero no me importa. Ahora sólo me interesa llegar; y poder cumplirle con estos segundos de ilusión a Nico.



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La única manera de conocer los límites de lo posible en uno es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo que a veces parece imposible. Actuar sin temores o quedarme paralizado dejando pasar de largo "valiosas" oportunidades. Valoro mis cualidades, mis logros y capacidades, y fomento cualidades positivas. Analizo mis límites, intento superarlos o aceptarlos si no es posible. De esto se tratan mis historias.

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